lunes, 25 de mayo de 2009

Una victoria de mucho oficio

No fue tan sencillo como refleja el 4-0 final. Los Cúnicos, que afrontaban el partido tras una victoria y un empate en los dos primeros partidos, plantearon un encuentro incómodo: se atrincheraron del centro del campo hacia atrás y entregaron la pelota a PecaTapa. Y PecaTapa, que acostumbra a hacer lo mismo, tuvo que elegir entre dos opciones: esperar también en el centro del campo, de forma que el balón habría permanecido los 50 minutos en el centro del campo sin que nadie lo tocara, o aceptar el reto de hacerse con la posesión e intentar cositas: ¡PecaTapa "O Jogo Bonito"!
Se eligió esta segunda opción, por hacer algo útil, vamos, pero pronto se vio que el equipo no se sentía demasiado cómodo. La pelota viajaba con facilidad de lado a lado del campo (en horizontal) pero era muy difícil encontrar huecos delante. Los Cúnicos permanecían con las líneas muy juntas, con marcajes pegajosos, y prácticamente no había ocasiones de gol. PecaTapa ponía más ganas, pero no había manera, y Cúnicos lo fiaba todo al contraataque. Apenas hubo un par de ocasiones por bando, bien solventadas por los porteros.
Alfonso pudo abrir la lata a falta de 5 minutos para el descanso, pero su volea a lo Oliver y Benji se topó con los guantes del guardameta contrario.
La jugada clave llegó en el último minuto, en un fuera de banda pegado al córner que Miguel sacó a lo bestia (algunos aseguran que se sacó una catapulta de debajo de la camiseta) y Eduardo remató de cabeza en el primer palo, picado, al fondo de las mallas. Golazo, cerrojo saltado y equipos al descanso. Lo más sorprendente del gol de Eduardo es que el árbitro se lo atribuyó a un tal Mauricio. Tras consultar la documentación oficial, se confirma que Eduardo se llama Mauricio Eduardo, un nombre estelar acorde con su mutimillonaria ficha.
Tras el gol de Mauri (antes conocido como Edu), el movimiento táctico del segundo tiempo estaba claro: "Ahora esperamos nosotros y que se abran ellos; en otras palabras, que se jodan." Y dio resultado. Los Cúnicos, obligados a arriesgar, dejaron más huecos. Y en 5 minutos, Carlos había despejado el camino con dos golazos.
A pesar de la ventaja (3-0), se mantuvo la intensidad: Luis, Julio, Zapa y Miguel prácticamente no daban opciones a la delantera contraria. Javi y Edu ayudaban constantemente (se confirma el rumor de que esta vez Javi no se quedó arriba ni una vez, el tío bajó y bregó todo el partido) y arriba Carlos y Alfonso aprovechaban los huecos para seguir llevando peligro.
Otro momento estelar se produjo mediado el segundo tiempo, cuando Carlos le preguntó al árbitro qué minuto era, a lo que el trencilla contestó que se llevaban jugados 15. Carlos, en una operación mental de agilidad sin igual, respondió rápidamente: "O sea, que quedan 10". Ésa es una de las ventajas de ser gerente, la rapidez en el cálculo. Qué crack.
El 4-0 pudo llegar en una jugada en la que Alfonso se quedó solo ante el portero contrario y colocó tanto el balón, pero tanto, tanto, tanto, que pegó en el poste. Poco después, un defensa de Los Cúnicos sacó con las manos bajo los palos un remate que se colaba tras un córner. El penalti lo metió con maestría Luis, el "Baresi de Boadilla".
En los últimos minutos, Los Cúnicos tuvieron un par de ocasiones, sobre todo una falta directa al borde del área que un bestiajo tiró a trallonazo, aun sabiendo que podía haber hecho daño a alguien. Buena mano del portero y poco más que contar.
Partido muy serio, con el equipo muy bien plantado y con tensión hasta el final, portería a cero y tras dos victorias en otros tantos partidos, la semana que viene espera un doble duelo contra el Atlétic Boadilla y Telfox. Si el sábado sale un día caluroso, puede ser curiosa la temperatura que tendremos a las 4 de la tarde (contra el Atlétic Boadilla). Esperemos que la organización tenga a bien poner un toldo o enchufar el aire acondicionado.
Cortesía de Javier Serrano, "El gato de Basauri (de escayola, pero gato a fin de cuentas)"

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